Muchos vivitantes de los desiertos aprendieron el arte de crecer en un lugar: fundaron pueblos, inventaron artefactos y nominaron sus raíces. Pero otros hubo que partieron a crear caminos.
Cuentan que cuentan que andando y andando modelaron su estirpe con aquello que hallaron en los rincones del ocaso, en las estrellas fucilantes, o en la tibia intimidad de algún destino.
Y dicen que dicen que iniciaron el oficio de contar los cuentos en todas las esquinas y con todas las voces. A estos vivitantes, a estos contadores de cuentos, a estos andantes de caminos y de pueblos, la historia los llamó fabuleros.
(Teatro de Cuentos. Introito)
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Al entrar en los bares deja un cuento olvidado sobre alguna mesa y va a sentarse, en un rincón, a esperar, a observar, a plagiar los relatos que acontecen.
(Teatro de Cuentos. Acto XIII)