Dicen que dicen que al principio las tierras del mundo estaban vacías, que el universo todo era desiertos.
Hasta que un día de los viejos, viejos tiempos, aparecieron (vaya uno a saber en virtud de qué magias cocoliches) los habitantes de la historia. Y fueron estos hacedores de sombras y de memoria los que dieron vida a las cosas y las habitaron. Quizás tal vez acaso por esto la palabra los llamó, para siempre desde entonces, vivitantes.
(Teatro de Cuentos. Introito)