DIÓGENES HOZTÉ




Tras un largo juego de intrigas, Dostoievski y Hozté logran evadir a los acreedores que hostigan su existencia. Para celebrar el éxito del plan los dos hombres se emborrachan en un bar de Petersburgo.

Contemplando a la mujer desnuda que reposa en el fondo de la botella vacía el uno dice: “Si Dios ha muerto, todo está permitido”.

El otro cierra los ojos y besa el vidrio que lo separa de la mujer desnuda. Al recuperar la vista uno de los tres ha desaparecido.

Parece que Dios, aún, no ha muerto.


(Teatro de Cuentos. Acto XI)


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Un libro de amor es el epitafio de alguna historia.

Un libro es, siempre, el epitafio de alguna historia.


(Diógenes Hozté, La última vez que nunca te escribí)


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Escribir, siempre, con la certeza de saber

que el cuento que estamos fabulando

es el último

y que la muerte

nos dará caza antes de concluirlo.


(Diógenes Hozté, Axiomas de un escritor de cuentos)



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