MARÍA ALEJANDRA ATADÍA



Querida Alejandra: Pasá el dato a Fenicio: No nos dieron pelota.

En el foco del desierto de un relato Obnulia se detiene. Jadea. Pilar en este llano ilimitado eleva su mirada hacia el cielo. Implora. Busca los ojos de quien, en este instante, lee estas palabras. Te vislumbra. Te observa como quien contempla a su dios. Y entonces suplica el don de tus milagros. Muchos lectores hemos naufragado en su artificio hasta perdernos sin remedio en el mirar de esta hembra. Muchos hemos caído. Somos legión condenada a crear cada rincón de una ciudad, cada encrucijada de los mitos, cada semilla vacilante, mientras la eternidad eterne.


(Teatro de Cuentos. Acto XVI)